21/7/10

Crimen Misterioso

Aún me despierto sobresaltado y envuelto en sudor cada noche, al volver a tener esa horrible pesadilla.

Todo empezó cuando una soleada mañana de verano, fui con mi amiga Petra a pasear a mi perro Larry al bosque. Al llegar a la entrada, cuando divisé los altos árboles, tuve un mal presentimiento, algo que nunca había sentido. Lo ignoré y nos adentramos en el espeso bosque. Más tarde, cuando la sombra de los robles, pinos y cipreses se proyectaba sobre nosotros, escuchamos un ruido fuera de lo normal. Entonces, Larry comenzó a ladrar y, acto seguido comenzó a correr hasta perderse de vista. Corriendo tras Larry, tropezamos con un tronco que había en el camino y caímos rodando por una ladera. Aterrizamos sobre unas ramas que cedieron ante nuestro peso y caímos en una especie de oscura gruta. Me incorporé y pude ver una luz en el túnel, pero no estaba muerto. Petra, salió corriendo al divisar aquella luz. Tuve otra vez aquel presentimiento por lo que me quedé quieto: hasta que oí un grito procedente de mi mejor amiga y fui corriendo hasta el lugar de procedencia de aquel alarido de dolor. Nunca podré olvidar la dramática imagen del cuerpo inerte, sin vida, de mi única y mejor amiga, con un puñal clavado en el corazón. Aún podía oír los latidos de su corazón mientras veía como la sangre salía a borbotones de su herida mortal.



Todas las mañanas, al despertarme, recuerdo aquella imagen gracias a la cual, puedo ver el mundo desde otra perspectiva, a través de estas rejas por el crimen que no cometí.

Paula y María