21/7/10

Crimen Misterioso

Aún me despierto sobresaltado y envuelto en sudor cada noche, al volver a tener esa horrible pesadilla.

Todo empezó cuando una soleada mañana de verano, fui con mi amiga Petra a pasear a mi perro Larry al bosque. Al llegar a la entrada, cuando divisé los altos árboles, tuve un mal presentimiento, algo que nunca había sentido. Lo ignoré y nos adentramos en el espeso bosque. Más tarde, cuando la sombra de los robles, pinos y cipreses se proyectaba sobre nosotros, escuchamos un ruido fuera de lo normal. Entonces, Larry comenzó a ladrar y, acto seguido comenzó a correr hasta perderse de vista. Corriendo tras Larry, tropezamos con un tronco que había en el camino y caímos rodando por una ladera. Aterrizamos sobre unas ramas que cedieron ante nuestro peso y caímos en una especie de oscura gruta. Me incorporé y pude ver una luz en el túnel, pero no estaba muerto. Petra, salió corriendo al divisar aquella luz. Tuve otra vez aquel presentimiento por lo que me quedé quieto: hasta que oí un grito procedente de mi mejor amiga y fui corriendo hasta el lugar de procedencia de aquel alarido de dolor. Nunca podré olvidar la dramática imagen del cuerpo inerte, sin vida, de mi única y mejor amiga, con un puñal clavado en el corazón. Aún podía oír los latidos de su corazón mientras veía como la sangre salía a borbotones de su herida mortal.



Todas las mañanas, al despertarme, recuerdo aquella imagen gracias a la cual, puedo ver el mundo desde otra perspectiva, a través de estas rejas por el crimen que no cometí.

Paula y María

24/6/10

La última luna llena


Aquella noche de otoño, se oía suspirar al viento a la penetrante luz de la luna, se oía a los pájaros retomar el vuelo y a las hojas al caer. Yo, estaba sentada junto a la chimenea de mi casa leyendo. Se oían muchos ruidos, pero uno me llamó la atención y me despegó de la interesante lectura. No le di importancia y seguí contemplando las llamas. Al volver a oír ese ruido, miré por la ventana y observé que había tormenta. Después de seguidos ruidos, me asomé a la puerta. Iluminada por esa brillante luna de octubre, vi una sombra en el árbol de enfrente; cogí una linterna, y temblando por el terror, di dos pasos para ver qué era lo que provocaba ese ruido, un ruido que no había oído nunca en mi vida. Logré ver, unos grandes ojos negros, y unos colmillos amenazantes. Tenía miedo, pero a la vez curiosidad; así, que decidí acercarme un poco más. “Eso” empezó a moverse lentamente hacia mí; empecé a correr, pero, como el suelo estaba mojado por aquella fuerte tormenta, resbalé y me caí al suelo. Después de eso, solo vi, como se abalanzó sobre mí, y empezó a arañarme y despellejarme.
María

2/6/09

Una noche impactante


M
is padres, mis hermanos, mis abuelos… ¡todos! hasta mis amigos, dicen que soy muy mayor para dormir con la luz encendida, bueno, puede ser, pero no lo pensarían si les hubiera pasado lo mismo que a mi.
Todo empezó el 9 de julio de 1997. Cuando yo tenía 3 años, mis padres, mis hermanos y yo nos mudamos de casa, aunque estaba solo dos calles más abajo. Era una casa grande, con muchos jardines con flores, con columpios… Lo que más me alegró, fue que mis padres me dijeron que podía tener un perro. La casa, por dentro, era igual de bonita que por fuera, era muy amplia, tenía un salón con una tele de pantalla plana junto con muchos juegos y consolas, y, en el baño, ¡había una ducha de hidromasaje! El piso de arriba era genial, pero, al pasar por delante de mi nueva habitación me dio una sensación, no sé porque, tenía el presentimiento de que no era muy buena; aunque mirándolo bien, mi habitación era muy bonita; tenía las cortinas, el edredón, los juguetes, la cama… todo nuevo, excepto mi osito Tedi, a través de la ventana se veía una hermosa playa con la arena blanca y el agua cristalina.
Cuando llegó la hora de irme a dormir, yo estaba muy ilusionado porque estrenaba habitación, en cambio mis hermanos se quedaron en el salón viendo la tele.
Al acostarme con mi osito Tedi, tuve otra vez esa sensación que me ocurriera al entrar en mi habitación por primera vez. Noté una presencia, pero mis padres aún estaban recogiendo la mesa, mis hermanos estaban viendo la tele y, el perro… ¡espera, aún no teníamos perro! Esa noche se veía resplandecer la luna en el agua y se escuchaba al viento mover las ramas contra mi ventana. A las 12 de la noche ya estaba todo el mundo durmiendo excepto yo, que aún seguía sin conseguir dormirme. Oí un crujido tras otro y vi. una sombra, pensé que podría ser uno de mis hermanos gastándome una broma, pero, al instante percibí un ser horroroso acercándose hacia mi chorreándole sangre de entre sus dientes putrefactos. Después de eso solo vi como se lanzaba hacia mi y me arañaba en el brazo derecho, luego vi como huía tras oír el ruido del teléfono al sonar.
Cuando me desperté estaba empapado de sudor y temblando bruscamente de terror y pensé que se tratara de una pesadilla, pero, al ver aquel profundo arañazo en mi brazo supe que nunca se tratara de una pesadilla. Jamás olvidaré esa terrible noche en la que se oía ulular al viento entre las sombras.


María y Lara

6/12/08

EL REY AVARO



Hace mucho tiempo gobernaba un rey muy avaro, al que todos los campesinos le tenían que dar el 75% de lo que conseguían: verduras, fruta, leche, huevos, carne…y, como no conseguían mucho, el rey inventó una ley: “Todos aquellos que no consiguieran más de 100 kilos del producto que fuese irían a la cárcel”.


Los campesinos muy asustados comentaban:
_Hay que hacer algo, podemos llamar al rey vecino…


El rey oyó la conversación y furioso salió a recoger los impuestos. Al pasar cerca de un acantilado, resbaló y cayó. Y como no tenía hijos uno de los campesinos fue elegido por todos como el nuevo rey.


No sé en que país ocurrió, lo que si conozco es que los años siguientes sin el rey avaro (al que apodaron así) todos los que allí vivían fueron mucho más felices.


María 11 años

22/9/08

“FRESAS DE INVIERNO”




Una mañana me desperté con ganas de comer fresas; fui a la cocina a desayunar y me encontré una fuente de fresas. Decidí coger una, cuando, de repente, apareció un duende tan rojo como una fresa que salía muy rápido y no paraba de saltar.

Hablando muy rápido dijo:

-¡Me llamo Fresudo, vivo en las fresas y me gusta la leche! Tú ¿cómo te llamas?

Estaba tan asombrada que no podía ni decir una palabra.

- Me llamo Lucía.- respondí temblando.

- Bueno, me tengo que ir al colegio- dije como una excusa.

- ¡Te espero a la vuelta, no te olvides donde estoy!

De un salto se metió entre las fresas y desapareció.

Estuve inquieta todo el día; mis amigos me preguntaron qué me pasaba, pero no tenía palabras para describir lo ocurrido. ¡Era increíble!

Al volver a mi casa, entré en la cocina; el duende estaba dormido, dejé las fresas al lado de la leche y me fui a la habitación a descansar.

Al instante me quedé dormida. Fresudo ya se había despertado, entró en mi habitación, arrimó la puerta un poquito y se subió a la cama.

Sentí su voz susurrante, pues como sabéis los duendes hablan con los niños sin despertarlos.

- Lucía, me gustaría quedarme en tu casa, se está muy a gusto.

- Claro, me parece fantástico que te quedes, pero…en invierno no hay fresas y entonces ¿Dónde dormirás? - le pregunté.

- No te preocupes Lucía, soy un duende y tengo la magia suficiente para que en tu casa siempre haya fresas…

- ¡Qué bien! ¡siempre estarás conmigo! ¡Te enseñaré a todos mis amigos! ¡Siempre será primavera en esta casa!

Fresudo se quedó a vivir conmigo y desde entonces en mi casa siempre hay fresas, aunque sea invierno.

FIN




LUCÍA U. V. 8 años.

28/8/08

Jeniffer y el extraterrestre Neco



Érase una vez una niña que se llamaba Jennifer, tenía ocho años, era alta y muy simpática.



Un día Jennifer salió a dar un paseo por un maizal con su perra Cristal, jugaban con una pelota y se escondían en el maizal. Jennifer se escondió y cuando iba corriendo se chocó contra algo, miró y vio a un extraterrestre que le llegaba por la cintura. Jennifer se quedó quieta observando a aquel extraterrestre que era: pequeño, de color verde oscuro, sus ojos eran grandes y eran muy graciosos.



El extraterrestre dijo:_Yo soy Neco ¿Y tú?.



_Yo soy Jennifer. Dijo Jennifer asustada. Te llevaré a mi casa, pero debemos de tener cuidado para que no te vean mis padres.



Al llegar a la casa se dirigieron a la habitación de Jeniffer y al llegar Neco empezó a jugar con un oso de peluche hasta que se hizo de noche. Jeniffer le pidió que se metiese a dormir en el armario y el desobedeció y se metió en la cama cuando ella ya estaba dormida.



Al pasar un rato Neco se escapó al salón y rompió un jarrón, con el ruido Jennifer se despertó y se dirigió hacia al salón cogió a Neco y se lo llevó a la habitación antes de que lo viesen sus padres, pero ya era tarde...



_¿Qué ha sido ese ruido? Preguntaron sus padres preocupados.



Jennifer se volvió hacia Neco y vio que no estaba. Se había vuelto invisible para quedarse con Jennifer.

Lara. 10 años.

12/8/08

LA CASA ENCANTADA

Érase una vez dos hermanos: Javier y Gema. Javier tenía once años y no tenía miedo a nada en cambio Gema que tenía ocho años, era una miedica.
Un día Javier y Gema oyeron a sus padres decir que se iban a mudar a la casa de sus tíos y Gema le dijo a Javier:
_Javier, la casa de los tíos es muy vieja, es mucho mejor nuestro piso.
_Tienes razón, yo no me quiero ir.- Contestó Javier.
A la tarde de ese mismo día, los padres querían hablar con Javier y Gema para decirles que se iban a mudar y los niños respondieron:
_¡No nos queremos ir!
_Mañana nos marchamos, así que...¡hacer las maletas!. -Dijo la madre.
Al día siguiente se fueron y llegaron a aquella casa. Tenía las flores marchitas, mucha maleza y algunas ventanas rotas. Javier y Gema no querían entrar pero les obligaron. Cuando entraron vieron cuadros de los antigüos dueños de la casa. La cocina era grande, tenía muchos platos y vasos, la mesa era vieja al igual que las sillas. El comedor tenía un reloj antigüo y también muchos cuadros. La habitación de Javier y Gema era pequeña y las tablas del suelo chirriaban.
Esa noche oyeron ruidos en el desván y Javier dijo a Gema:
_Vamos a ver que es ese ruido.
_¡No, Javier!.-Respondió Gema.
_¡Gallina!
_Vale, vamos.
Al subir al desván vieron una caja, la abrieron y salió de ella una bruja que dijo:
_Ja,ja ¡Me habéis liberado!
Gema se escondió mientras que Javier se quedó mirando como la bruja sacaba cosas de la caja. Javier cogió una sartén y cuando la bruja se giró le dio un sartenazo en la cara. Luego le dijo a Gema, que estaba escondida detrás de un viejo baúl:
_Ayúdame a empujarla para meterla dentro de la caja.
La empujaron, cerraron la caja y avisaron a sus padres. Después de hablarlo decidieron volver a su piso sanos y salvos.
Y la bruja segurá allí hasta que unos nuevos inquilinos vuelvan a la casa encantada.

Lara. 10 años.